ricqixcotl wrote:George_caldero wrote:ricqixcotl wrote:Gracias, compañero! Aquí va el desenlace:
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Ayudándole a levantarse, y sacándola brevemente de su interior —al sonido de “flop”, haciendo ventosa y provocándole un repentino gemido—, la tumbé de espaldas en el sofá, quitándole el tanga y con las piernas levemente hacia fuera, levantadas. Besándonos brevemente y escupiendo la entrada de su culo y mi capullo, me preparé para seguir dándole cera, controlando esta vez yo la penetración y tratando de aguantar lo máximo posible.
Bombeaba ahora de manera constante, disfrutando no solo de la sensación de sentirme dentro de I.D.A. sino de ver sus pálidos pechos balanceándose y su cara de placer. Con una mano tocaba su empapado coño y, con la otra, amasaba una de sus tetas, gimiendo y jadeando sin parar.
Seguí disfrutando de esta vista mientras le sujetaba las piernas por los tobillos.
—Uff, uff, UUUUFFFF, ¡¡ME CORROOOOO!! —gritó la Presidenta con los ojos fuertemente cerrados y chorreando su coño como si de una fuente se tratara, al mismo tiempo que no paraba de frotarlo—.
Ver la húmeda corrida de I.D.A. salpicando mi torso fue la guinda del pastel. Di un par de estocadas más y tuve que soltarle las piernas para masturbarme enérgicamente y empezar a soltar una abundante y espesa corrida. El primer chorro fue a parar a la cara, boca y pelo de la Presidenta, y los siguientes bajaron por su boca, pecho y ombligo. Yo gemía de placer con los dientes apretados, dando las últimas sacudidas a mi polla y apurando hasta la última gota…
I.D.A. estaba tan cachonda que ni se inmutó cuando mi corrida le cubrió el rostro: ella seguía gimiendo hasta que su orgasmo fue cesando poco a poco… Y fue en ese momento, abriendo lenta y sensualmente los ojos, cuando me clavó la mirada mientras daba amplias bocanadas de aire.
—Fffffua chaval, menudo polvazo hemos pegado… —dijo, mientras se recogía con los dedos los restos de mi corrida y se los metía en la boca… O se los esparcía por los pezones…—.
Caí medio desmayado sobre ella, acurrucándome en su hombro mientras ella me abrazaba, besaba el cuello y hombro y me rodeaba con sus piernas. Nuestros cuerpos estaban ahora pegados y el sudor y mi corrida se entremezclaban en una escena de lo más morbosa.
Nos quedamos así durante unos instantes, y nos dimos un sensual morreo de despedida mientras me acariciaba cariñosamente los huevos y la polla, ahora flácida.
—Esto hay que repetirlo… Me has dejado extasiada… —dijo, como flotando en una nube—.
—Intentaré venir de nuevo, si hay alguna avería.
—Ya me encargaré de que no tardes demasiado en venir… —guiñándome un ojo y lanzándome un beso, mientras me subía el mono y ella se acariciaba el ahora más relajado coño—.
Finalmente, parece que mi trabajo me llevó algo más de una hora… Y también sudé más de lo previsto…
FIN DEL RELATO.
Guauuu jaja, que gran relato, la presidenta al final sucumbió a los encantos del montador, realmente bueno compañero, harás mas de ella o aceptas peticiones de otras mujeres relacionadas en este hilo? mis felicitaciones por el relato de nuevo jeje.
Muchas gracias, me alegro de que te haya gustado.
Tengo otro de Irene Montero y uno en mente de Inés Arrimadas. Por supuesto, haré alguno más de Ayuso y puedo intentar ajustarme a peticiones, si me pone e inspira lo suficiente la susodicha.
De nuevo, muchas gracias.
ricqixcotl wrote:Aquí va el comienzo de un relato de Irene Montero:
Caía la tarde en la siempre ajetreada ciudad de Madrid. Una cálida luz bañaba por completo un lujoso hotel de la capital brindando una preciosa postal de las últimas horas de sol del día.
Dando por terminada una de las periódicas y, por qué no decirlo, aburridas reuniones sobre asuntos de política nacional, cada uno de los participantes, independientemente del partido político con el que simpatizaran, se preparaba para marcharse a sus respectivas casas o a la habitación del hotel.
I.M. se dirigía al cuarto de baño por uno de los enmoquetados pasillos, no sin antes cruzarse con un “rival” político. El hombre era alto, corpulento y peinaba su plateada cabellera hacia atrás, bien engominada, como es característico en cierto sector político.
Se saludaron con no mucho entusiasmo, e I.M. mostrando ciertos aires altivos y de prepotencia, dando a entender que no le intimidaba lo más mínimo. Él pasó de largo esbozando una media sonrisa socarrona y meneando la cabeza… La cual giró para mirar por detrás la figura femenina de I.M. instantes antes de que entrara en el baño de mujeres.
Tras quedarse unos momentos dubitativo, miró a un lado y a otro y se aseguró de que no hubiera nadie más en los alrededores. El corpulento y trajeado caballero se encaminó con cierta seguridad al mismo baño de mujeres y abrió la puerta con sigilo, cerrándola cuidadosamente tras de sí y echando un último vistazo al exterior para cerciorarse totalmente de que nadie le había visto.
Echando el seguro de la puerta, pudo escuchar la cisterna de uno de los retretes y el grifo de un lavabo funcionando (entendía que I.M. se estaba lavando las manos). Acercándose con sigilo, pudo ver cómo ella se daba la vuelta para coger papel y secarse las manos, y se le acercó aún más.
Al darse la vuelta, I.M. dio un sobresalto al percatarse de que una corpulenta figura, y de cara conocida, estaba apenas a medio metro de distancia, profiriendo un breve grito y llevándose la mano al pecho.
—¡Joder! ¡Qué susto me has dado, coño! ¿Se puede saber qué haces aquí?
—Hoy estabas guapísima y quería decírtelo en persona…
I.M., aún asustada y con la mano en el pecho, pasó por su lado para irse de allí, aún sin dar crédito a lo que estaba sucediendo
—... pero no me gusta ese desdén y esos aires de grandeza que te traes.
Dijo él, agarrándola por el brazo y trayéndola para sí con fuerza, con los dientes apretados.
I.M., entre sorprendida y asustada, le amenazó con gritar si no la soltaba, al mismo tiempo que intentaba forcejear… No sin mucho éxito.
—A estas horas ya no queda casi nadie, bonita. No te servirá de mucho —Dijo, agarrándola con ambas manos por los hombros y teniéndola a apenas un palmo de distancia—.
—Joder, ¿pero qué coño haces? —Dijo entre sollozos I.M.—.
—Quiero que muestres más respeto y bajes esos humos, que estás muy subidita.
Y le propinó un beso en los apretados labios de I.M., acercándola con firmeza mientras ella intentaba zafarse. Con un rápido movimiento, el hombre consiguió rodearla con uno de sus robustos brazos mientras el otro fue a parar al culo de I.M., embutido y bien marcado en unos sencillos tejanos.
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Continuará...
ricqixcotl wrote:Algunos más de Isabel Ayuso... Pero qué buenísima que está esta mujer...
ricqixcotl wrote:Algunos más de Isabel Ayuso... Pero qué buenísima que está esta mujer...
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